martes, 19 de enero de 2016

Que ver en Córdoba



  1. A la actual Catedral de Córdoba precedió en el tiempo la basílica de San Vicente mártir, aún visible en alguno de sus elementos, levantada a mitad del siglo VI cuando comenzaron a expandirse por Hispania y el reino de los Francos las religias del martir. Su proximidad al palacio de Rodrigo, gobernador visigodo de la ciudad, y la amplitud del perímetro ocupado permiten sospechar que pudo ser el principal templo de la diócesis y la domus episcopi.
    El culto cristiano pervivió en aquella basílica o en parte de ella hasta el año 714, en que se expropia la mitad del conjunto, y el 786 cuando el emir Abd al-Rahmán I procedió al derribo de toda la construcción cristiana para levantar la antigua Mezquita de Córdoba.
    Reconquistada la ciudad por Fernando III el Santo, el monarca dispuso que en la festividad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo del año 1236 la antigua mezquita fuera dedicada a Santa María Madre de Dios y consagrada aquel mismo día por el Obispo de Osma don Juan Dominguez, en ausencia del arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada, asistido por los Obispos de Cuenca, Baeza, Plasencia y Coria.
    La ceremonia de trazar con el báculo sobre una faja de ceniza extendida en el pavimento en forma de cruz diagonal las letras de los alfabetos griego y latino fue la expresión litúrgica y canónica de la toma de posesión por parte de la Iglesia. Aún siendo el protagonista de la reconquista de la ciudad, San Fernando sólo recibió, por concesión del Papa Gregorio IX, el derecho de presentación de cuatro prebendas en la futura Catedral.


    Interior de la Catedral
    Para más información pinchar en la página oficial de la Catedral


    BARRIO JUDIO

    La Judería cordobesa es el barrio medieval en el que se encuentran importantes restos arqueológicos de la presencia hebrea en esta ciudad, presencia que se remonta a tiempos de los romanos. Un bello entramado de calles estrechas y sinuosas, con plazoletas delimitadas por casas blancas construidas en torno a patios repletos de flores, y donde se halla uno de los monumentos de carácter religioso más importantes de Córdoba: la sinagoga.
    En este histórico barrio cordobés, en el que se dieron cita numerosos intelectuales en tiempos de Abderramán III, también se hallan lugares de gran atractivo como la Plaza de Juda Levi, la Plaza del Carendal Salazar en la que está la Facultad de Filosofía y Letras con su bella Capilla de San Bartolomé; y la Plaza de Maimónides donde se encuentra la estatua de este sabio, así como uno de los interesantes museos de la ciudad de Córdoba, el Museo Taurino.
    Historiadores locales delimitan el barrio judío con la Puerta de Almodóvar al norte, y con la Huerta del Alcázar y el Palacio de Exposiciones al sur. En la Época musulmana, se situaba en la parte norte de la zona de extramuros de la ciudad de Córdoba, lo que hoy corresponde al Campo de la Merced y a parte del Barrio de Santa Marina. En la época cristiana, la judería se encontraba en el espacio entre la calle Amador de los Ríos y la del Alcázar Viejo, para continuar por el Camposanto de los Mártires, Tomás Conde, Plaza de Maimónides, calle de los Judíos, Almanzor, Romero, Plaza de la Judería y Manriques.
    En este barrio se encuentran numerosas bodegas, restaurantes y tabernas, establecimientos en los que podemos degustar lo mejor de la gastronomía típica cordobesa. También se sitúan aquí diferentes e interesantes tiendas y talleres de artesanía. 

    Calle de las Flores


















    PALACIO DE VIANA

    En la plaza de Don Gome se levanta este majestuoso palacio, cuyas dependencias se desarrollan en torno a doce magníficos patios y un fantástico jardín. Las distintas especies florales decoran y perfuman cada rincón del ampuloso museo.
    La última marquesa de Viana, Sofía de Lancaster, supo mantener el exquisito origen de este palacio del siglo XIV.
    Las múltiples dependencias acogen numerosas colecciones de todo tipo (pinturas, vajillas, mosaicos, tapices, azulejos, armas de fuego). Las fabulosas obras de arte que se exhiben en este recinto hacen de esta visita una de las más constructivas de Córdoba. Destacan la colección de guadamecíes y la gran biblioteca de los siglos XVI al XVIII.
    Patio del palacio
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    ALCÁZAR DE LOS REYES CRISTIANOS

    El Alcázar de los Reyes Cristianos, fortaleza y palacio de sólidos muros, encierra en su interior gran parte de la evolución arquitectónica de Córdoba. Restosromanos y visigodos conviven con los de origen árabe en este majestuoso solar, ya que fue lugar predilecto de los distintos gobernantes de la ciudad. Cuando en 1236Córdoba es conquistada por Fernando III el Santo, el edificio, que formaba parte del antiguo Palacio Califal, estaba totalmente asolado. Alfonso X el Sabio comienza su restauración, completada durante el reinado de Alfonso XI. A lo largo de la Historia se le ha dado múltiples usos, como Sede del Santo Oficio (Inquisición), o cárcel (en la primera mitad del siglo xix.
    El visitante que por primera vez vislumbra esta fortaleza se sorprende ante una construcción casi rectangular con extensos muros de sillares pétreos y cuatro torres que perfilan los ángulos (la de Los Leones, la del Homenaje, la de La Inquisición y la de Las Palomas) Dentro, las distintas dependencias se articulan en torno a patios con exóticas y bellas flores, hierbas aromáticas y frondosos árboles. Las estancias y corredores se cierran con cúpulas góticas de piedra.
    En una de las galerías de acceso se exhibe un sarcófago pagano del primer cuarto del siglo III. En su frontal muestra un altorrelieve sobre una alegoría del paso de los difuntos hacia el más allá a través de una puerta entreabierta
    Resalta, de todas las salas una pequeña capilla barroca: el Salón de los Mosaicos, en la que se exponen piezas romanas de este tipo procedentes del subsuelo de la Corredera. Bajo esta estancia se encuentran los baños, de inspiración árabe, divididos en tres salas abovedadas con tragaluces estrellados. Éstas se comunican con la caldera situada bajo la torre del Homenaje.
    De los dos patios, el Mudéjar llama la atención por su belleza. Con enlosado en mármol, el murmullo del agua que corre por los canales y albercas refresca el ambiente y relaja al fatigado visitante. Los extensos jardines que cierran el conjunto dan muestra de la monumentalidad y esplendor de este Alcázar cordobés.

    Jardines del Alcázar
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